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miércoles, 6 de julio de 2011

Mi báscula de precisión

Con la idea fundamental de mejorar la estética de mi cuarto de baño, aproveché una oferta de internet y compré una báscula de precisión. Eso fue hace cosa de un mes y medio y llegó ayer. No me gusta mucho leer instrucciones así que me lié a dar botones y como no había forma de enterarme por intuición, tuve que rendirme y leer sólo media página de las quince páginas de instrucciones. Ahí lo tengo para cuando me anime a leer el resto. Bien, entre toquetear botones y leer la media página, ya aquello por fín pesaba mis kilos. Le metí mi estatura: 1,65; edad: 43 (en la báscula es tontería quitarse años); y me subí a pesarme. Lo que me temía, peso mucho más que en mi antigua báscula, en concreto dos kilos más.

Mi antigua báscula y yo estábamos muy compenetradas desde hace unos trece años, cuando la compré. No recuerdo dónde la adquirí pero pudo ser en el Tien 21 que tenía en aquella época debajo de casa. En aquél entonces era blanca, blanco nuclear. A día de hoy es como blanco-amarronado y por mucha lejía que le pases no le devuelves el blanco. Por eso la he cambiado por una más joven. Con mi antigua báscula, yo me miraba al espejo y antes de subirme sabía con precisión casi matemática lo que iba a marcar. Rara vez nos equivocábamos ella o yo. Si yo al salir de la ducha me miraba al espejo y pensaba (mmmmm... 58), me subía, y como mucho 58,200. Tal vez llegue algún día a una relación así de telepática con mi nueva báscula de precisión, pero de momento estamos en la fase inicial de la pareja: nos estamos conociendo.

Pues volvamos a los dos kilos más. Esta nueva báscula no ha entrado en casa con medias tintas, porque de entrada me pone dos kilos más que la otra, lo cual me hace pensar que la antigua se andaba con mentiras piadosas debido a tantos años de amistad. Esta en cambio debe ser alemana y sólo entiende de números, no tiene ningún componente emocional en su mecanismo. Los dos kilos más eran ayer 60,7, que para estar en julio me parece una auténtica putada decirle eso a una señora, pero la nueva báscula me lo soltó sin miramientos. Luego te mide un montón de cosas que os parecerán chorradas pero que eso a mí me emociona. Resulta que entre todos esos 60,7 quilazos, tenía un porcentaje de grasa del 25% y luego nosecuantos otros porcentajes de agua, masa muscular, y densidad osea. Vamos que tengo de todo como los charcuteros. Incluso me dijo finalmente que no estoy gorda, y que debo consumir mil doscientas y pico calorías al día. Vamos mejorando en nuestra relación porque con los 60,7 que me soltó al principio, lo primero que pensé fue en devolverla.

Tras esta primera experiencia con mi nueva báscula, anoté mentalmente sólo el peso de 60,7 kgs. y el porcentaje de grasa del 25%, lo demás se me ha olvidado. Hoy, después de pasarme ayer el día haciendo la dieta Dukan (ayer fue el segundo día) y habiéndome puesto morada de yogures desnatados ya que Alma me aseguró ayer que se puede, me he visto gorda y me he sentido muy gorda al levantarme. Porque a mí el lácteo me hace sentirme gorda, lo asocio con las vacas. Los endocrinos que me quitaron todas las arrobas que me dejó el embarazo, me quitaban lo primero los lácteos. Bien, pues con esta sensación de fracaso invadiéndome, y segura de que seguiría marcando 60,7 como mínimo, me he subido a la báscula de precisión. Inicialmente me ha dado un poco por saco con que si no te marca el peso, que súbete otra vez, que no te reconozco (coño si aquí sólo me he subido yo ¿no eras tan lista?), que vuélvete a subir... (me ha faltado poco para ponerme a saltar encima de la rabia pero me costó unos 28 euros y no quería romperla a saltos con mis 60,7 kilos). Tras estos malentendidos iniciales, finalmente se digna pesarme. ¡Oye sorpresa! ¡60 kilos! Me he quitado 700 gramos y con lácteos. Pero he hecho memoria y ayer me pesé ya desayunada. Aaaaaahhhhh trampa trampa, no vale entonces. Pero lo bueno viene en el segundo dato, el del porcentaje de grasa corporal, que para mí es mucho más importante que el peso. Pues he pasado de 25% a 24,6% de grasa corporal (eso no tiene que ver con haber desayunado, entiendo. ¡¡¡Ahhhhhh qué gustito!!! ¡Me he quitado 400 gramos de grasa! Creo que podemos llegar a llevarnos bien la báscula de precisión y yo. Ahora sí voy a leerme las instrucciones porque tiene que haber forma de que entienda cuando me subo que soy yo y no un vecino o el gato. Mira la otra, la antigua, me reconoce siempre. Pero mira si es mentirosilla que me he subido ahora para probarla y me dice que peso 58, ahhhhhhhhhhh ¡pillina!. ¡Tú lo que quieres es camelarme con bonitas palabras! Le he preguntado que cuál es mi porcentaje de grasa corporal y se me ha echado a llorar de impotencia. Pobrecina, la bajo al trastero, me da pena tirarla y además, vamos a ver lo que dura la nueva con tantos botones y cables que debe llevar en sus entrañas.


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2 comentarios:

  1. jajajajajajajajaja!! qué bueno!
    ah, un consejo, pasa de la dieta Dukan, en serio, a mi chica casi le da un jamacuco (bueno, sin casi, le dió) por la puta dieta dukan de los cojones, no es bueno comer solo proteinas. hay que comer de todo y con moderación.

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  2. Totalmente de acuerdo contigo Fernando. Yo sólo aguanté dos días y creeme, TENGO AGUANTE, jaja. Además, mi sensación física no era buena. Prefiero directamente pasar un poco de hambre a no poderme comer una manzana en un mes.

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