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jueves, 14 de julio de 2011

Las tocahuevos de la autoestima

Hay un tema que desde siempre, o desde que tengo... no sé, quince años, me saca de mis casillas.

A ver a quién le suena una situación de este tipo. Estás en el trabajo y es el cumpleaños de alguien, que pasa un mail diciendo que en tal mesa hay bollos, o saladitos, o pasteles. Ya sabéis, se celebra todo comiendo aunque acabemos de desayunar, y cuando es el cumpleaños de alguien la gente come bollos aunque le sobren 25 kilos. Tú no vas a por un bollo porque no comes bollos casi nunca, porque además te sobran un par de kilos, y porque además no te apetece ahora un bollo. Si la persona que cumple años no te cae fatal, te levantas y vas a saludarla o bien le mandas un mail, según te pille, y te quedas en tu sitio tan feliz o tan amargada según te pille. Lejos de estar zanjado el tema, empiezan a pasar por tu lado gordas de diversos tamaños:

Petarda 1: “ ¿No comes nada?”. Como ya estás acostumbradísima a esta situación contestas sin levantar la mirada del ordenador:

Yo: “No, paso”.
Petarda 1: “Pero mujer ¿porqué? ¡Que es el cumpleaños de fulanita!”.

En tu interior te preguntas en qué le puede beneficiar a fulanita que en el día de su onomástica , te comas tú un bollo. Y contestas según tu humor de ese día, arriesgándote en mayor o menor medida a la charla de la autoestima. Pongamos que contestas:

Yo: “Ya, pero paso. Ya he desayunado”
Petarda 1: “Venga mujer. Si por uno solo qué mas da”

La miras y ves que le sobran tranquilamente 25 kilos. Antes te daba pena pero como ahora te está tocando los huevos ya no te da pena ninguna y quieres que se meta tres bollos en la boca a la vez y deje de respirar. Y contestas:

“Ya, pero no me apetece. Te doy el mío si quieres”

Como Petarda 1 sabe que contigo hay poco que hacer se vuelve a sus cosas, que consisten en comer y en ver lo que comen los demás, o si comen o si no comen. La paz dura poco. Viene Petarda 2:

“¿No has comido bollitos?” (lo pregunta con voz escandalizada como si preguntase: “¿van a venir a violarnos los jardineros en protesta por su congelación salarial?”).

Yo: “No. No he comido”.

Petarda 2: “Pero ¿¿¿porquéee??? Venga mujer comete uno aunque sea. Qué exagerada hija. ¡Por uno!”.
Yo: “Gracias Petarda 2, pero no me apetece”.
Petarda 2: “Pero ¿ni uno solo vas a comer? Hija si no estás gorda. ¡Qué exagerada!”
Yo: “No gracias, Petarda 2, la verdad es que ya he desayunado y ahora no me entra nada”

Petarda 2 se queda con cara de pedo porque creo que le estoy tocando los huevos. Ella cuando hay bollos tiene que asegurarse de que todo el mundo zampe bollos, no sólo ella y las otras zampa bollos. Respeto muchísimo al tipo de zampa bollos feliz y natural de verdad, la que no se preocupa de si yo como bollos o no, sino que está a disfrutar su bollo e incluso prefiere que yo no coma para así tener ella más bollos que comer. A esta no sólo la respeto sino que en cierto modo la admiro y además, es mi cómplice. Yo no quiero bollos, y ella no quiere que yo coma bollos porque los quiere todos para ella. A las dos nos interesa lo mismo: Es mi pana.

Pero lamentablemente para mí y para la humanidad entera, de esas zampabollos felices hay muy pocas, y casi todo lo que te encuentras son tocahuevos como Petarda 1 y 2, que son de lo más irritante. Su empeño en que los demás comamos (sobre todo si los demás no queremos comer), es obsesivo. Es insano y estoy segura de que oculta alguna patología, aunque no sé cual porque no soy psicóloga.

Normalmente la gente que me conoce me deja en paz después de estas preguntitas de petardas 1 y 2. En realidad, a estas alturas de la película, como ya he soltado algunas borderías, las petardas se enrollan poco conmigo. Pero para llegar a este remanso de paz he tenido que aguantar durante años la charla de la autoestima mal entendida, por parte de petardas incansables. Dicha charla suele comenzar si se te ocurre cometer la gran imprudencia de decir “No, no como, estoy a dieta” (aconsejo a la lectora no decir nunca esto). Ante las palabras malditas “estoy a dieta”, la loca de la autoestima salta como si le hubieran metido un petardo en el culo y te machaca hasta el punto de que te planteas llamar a la policía. Su machaque es un rollo parecido a:

“¡A dieta! Hija qué tontería. Pero si no estás gorda. ¡Es que hay que quererse como una es!. No se puede estar toda la vida a dieta. Pero ¿de donde vas a adelgazar? Pues hacer dieta no es sano. ¿Y qué comes? ¿Sólo? Hija pero es que no se puede estar así sin comer nada. Uno tiene que aceptarse como es. Es que estás obsesionada. Come uno hija, si están buenísimos.”

Tú ya has dejado de escucharla y estás mirando su sobrepeso, y te preguntas porqué todas esas energías no las gasta en ir al psicólogo para que le cure su obsesión de no dejar a la gente en paz. Si se quisieran como son, no estarían obsesionadas con lo que tú comes o dejas de comer. Y sí, hay que quererse como una es. Yo prefiero quererme como soy y no con 25 kilos de más. Recuerdas que esta chica el año pasado se apuntó a Naturhouse porque quería adelgazar, estuvo un mes y medio a dieta, se dejó 70 euros en total, y abandonó. Con eso ya sabes perfectamente que le gustaría estar más delgada. De hecho, le gustaría estar como tú. Le encantaría. Lo sabes porque la ves en verano cómo te mira de reojo, con rabia, con odio, lo que viene a ser nuestra tan arraigada envidia. Mira tus piernas y sabe que lo que ve tiene algo que ver con un sacrificio y una disciplina que ella nunca ha sido capaz de respetar. Como no consigue lo que quiere, intenta que nadie lo consiga, o intenta convencerse de que es mejor no conseguirlo y estar todos como ella, qué se yo.

La verdad es que es curioso que tengamos que aguantar tantas veces el rollo de la autoestima, porque yo bien podría empezar a decir “Pero no comáis tantos bollos, que luego os da rabia engordar y en el fondo se os nota que os gustaría tener buen tipo. Dejad de comer bollos una temporada y así estaréis en el peso que queréis y de esta forma centraréis vuestras energías en estar relajadas y felices y no en darme a mí por saco”. Pero eso no se puede hacer, madre mía, sería un escándalo. Esto estaría muy muy mal visto. Decirles eso sería decir la pura y cruda verdad, pero vivimos en una sociedad muy hipócrita, y la verdad no se puede decir. Está prohibido.

Lo que les lleva a ser así de porculeras es la pereza y la falta de ambición. Ya sabemos que yo no soy una top model, y muchas veces veo mujeres que están mucho mejor que yo. ¿Qué hago? ¿Les intento convencer para que se hinchen a bollos? ¿Intento convencerles para que se hinchen a cañas que es lo que a mí me aleja de mantenerme siempre en mi peso ideal? Pues no... Creo que lo que me diferencia de Petardas 1 y 2 es que cuando veo que una chica con una vida parecida a la mía (no valen las que no tienen hijos o las que no curran y tienen “ayuda en casa”) está buenísima, lo que intento es aprender de ella. Ver qué está haciendo para estar así y ver si lo puedo hacer yo. No me jode que otras personas sean ideales. Me admira, me gusta la belleza y me encanta ver cómo la gente se cuida. ¿Cuáles son mis preguntas cuando conozco a alguien así? Pues soy bastante pesada, la verdad. Puede que más pesada que Petardas 1 y 2. Pero mi objetivo es otro, yo quiero aprender, no quiero joder. Pregunto: “¿Y por ejemplo qué sueles desayunar?” “¿Y cenar?” Ese tipo de preguntas. Luego ya en soledad, valoro lo que hace, si es sano o no, si está dentro de mis posibilidades o no, y si puedo hacerlo, lo intento. Atención a que he dicho “lo valoro EN SOLEDAD”. Es decir, no me parece de recibo estar uno diciéndole a una persona si lo que come está bien o no. Esa persona no nos ha pedido consejo, y me parece de muy mala educación empezar con el rollo de las proteinas, las vitaminas y los minerales, cuando yo no soy médico y esa persona tiene más de veinte años y entiendo que tiene acceso a la misma información que yo. De hecho cuando la gente empieza a dar por saco con que si comes o no suficientes nutrientes, yo nunca veo buena voluntad. Sólo veo dos cosas: envidia y mala educación. Es curioso además que ese tipo de comentarios y “buenos consejos” casi siempre vengan de gordas. Una tía con cuerpo atlético va a su rollo, le dan igual tus nutrientes, ella se ocupa de los suyos y de los de sus hijos si los tiene.

Los comentarios de Petardas 1, 2, 3 y 4.... las hay a miles, no se centran sólo en la alimentación y el peso. Claro que no. Este tipo de elementas se meten en todo. Su falta de educación no conoce límites.

El ejemplo que primero me viene a la mente es este:

Petarda 3 te ve bajar las escaleras de tu piso de Alcalá de Henares, donde ya no vives pero que no has vendido. Estás en pleno mes de julio y vas con un vestido de tirantes por encima de la rodilla. Vamos, lo normal para el mes de julio. Petarda 3 está en la puerta de su piso, en la primera planta, hablando con otra vecina. Te ve bajar con tu bronceado dorado, tu vestido de tirantes, y su cara se llena en ese instante de odio (conoces muy bien esa mirada). Te suelta con cara de asco y a modo de crítica: “Qué fresquita vas ¿no?”. “Sí, en verano lo normal es ir fresquita”. Fin de la conversación. Petarda 3 no se ha dado cuenta de que vas exactamente igual de fresquita que ella. Ella lleva un vestido igual: sin mangas y por encima de la rodilla. Si le jode que a ti te quede de lujo y a ella le quede de pena, lo mejor es que cierre la boca no solo a la hora de hablar sino a la hora de comer. ¿Qué quiere? ¿Que las demás vayamos con un jersey de cuello alto en pleno mes de julio para que no nos vea su marido? Dejame en paz, bruja.

Situaciones de estas hay a miles. Por hoy es suficiente pero estoy segura de que conocéis a muchas Petardas de la autoestima y el pudor. Si las sufrís, pasad de ellas. Si eres una Petarda y estás leyendo esto: deja de hacer eso. Déjalo, en serio. Nadie se cree tu rollo de que te preocupe nuestra salud. Te tenemos totalmente calada. Déjanos en paz y preocupate más bien de tu propia felicidad. Mira a ver qué necesitas para ser feliz, para aceptarte, y para aceptar que hay gente que es más atractiva que tú. Y aunque ellas engorden o tú adelgaces, puede que sigan siendo más atractivas que tú, porque ellas se quieren y tú no te quieres a pesar de todo lo que hablas de la autoestima. Si te autoestimaras tanto no te pasarías el día jodiendo ¿no crees?.


Hola hispanohablante. Me interesan mucho tus experiencias similares  y tus opiniones. Desde España, desde América Latina o desde donde quiera que estés, te pido que compartas tus comentarios. ¡Escribe lo que estás pensando! Con educación y respeto por favor.


10 comentarios:

  1. “Pero no comáis tantos bollos, que luego os da rabia engordar y en el fondo se os nota que os gustaría tener buen tipo. Dejad de comer bollos una temporada y así estaréis en el peso que queréis y de esta forma centraréis vuestras energías en estar relajadas y felices y no en darme a mí por saco”.

    Yo lo soltaría tal cual o mejor, el día que tengas cumple en la ofi pon lo en un cartel bien grande donde lo puedan ver las petardas y listo.
    cada día intento ser lo mas "yo" posible y que me de igual lo que digan los demás (que dicho sea de paso tampoco ha sido nunca una obsesión).

    Hace un mes, aquí, pueblo más clásico y preocupado del que dirán del mundo (en serio, no es normal lo de esta localidad) me invitaron a una despedida de soltera y dije que no, "pero chica ¿por queeeee?", "pues porque no me gustan nada y no quiero ver la prima borracha de la novia cantando por valencia". Nada de "no puedo, no me viene bien, ya he quedado". Toma sinceridad. Lo podrán criticar pero no decir que no voy de cara.

    Besis!!

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  2. Hola Nosoysupernanny. Es un gran consejo el tuyo y puede que te hubiera hecho caso, pero ya es tarde porque ¡me despidieron! Una lástima, echo tanto de menos los salditos XD.

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  3. Lo de la gorda feliz y la flaca amargada es ciencia ficción....
    Eso y lo de la peña hiperflaca que se pone ciega de comer marranadas... habrá casos pero la mayoría se pasa la vida a lechuga sin aliñar salvo cuando sale fuera que se pone ciega y entonces parece que a ellas no les engorda nada...
    estoy con mucha acritud, he dejado de fumar, he engordado y llevo cinco días a dieta... MUERDO!

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  4. Es verdad esos tópicos son irreales. Sólo conozco un caso, una vecina hiperflaca que come todo el día cosas ricas. Encima es un encanto de mujer. Qué envidia me da. ¡No hagas dieta en verano que te quitan la cerveza! Mujer ahora no se puede hacer dieta. Ve y tomate algo en una terracita no seas boba. Luego ya en septiembre si eso...

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  5. Quita, quita... es curioso, deje de fumar en noviembre y al principio genial me cuidaba un poco y no engorde nada... pero llegó el verano... y no sabes lo que ha sido! Y yo soy miedica... y empiezas con un par de kilos y terminas con un sobrepeso de flipar... Que esto es como con los tios que de pronto llevas nosecuanto tiempo con uno y un día te despiertas en plan... que carajo hago con esta garrapata??? paso. Yo paro ahora y para septiembre divina.

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  6. Bueno pues si estás así de motivada lo veo bien y te envidio un montón. Sigue palante con ello que para este otoño sale un ropa divinaaaaaaaa!!! y te la vas a poder calzar toda como una celebrity. Yo no puedo Cata. Esta noche salgo un rato y me voy a un bar heavy de aquí al lado que la jarra de cerveza helada son dos lauros y es que yo en verano no le puedo decir que no a eso... no puedo no puedo no puedo.

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  7. Suena a topicazo pelotero... pero coño, tu estás bien! (que te veo en las fotos) Si realmente te vieras hecha un espanto (que a mi me estaba empezando a pasar) te aseguro que por tus huevos te motivas... que nosotras "semos" así, que tenemos que vernos bien y si no nos amargamos.

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  8. Sí, me veo bien pero antes me tenía que ver muy bien. Ahora según desde qué plano me vea, me veo bien, o gorda, y me conformo con eso hasta septiembre. Antes jamás me habría conformado con eso. ¿A qué se debe el cambio? Pues no lo sé. No sé si es madurez, dejadez, hastahuevez de estar siempre con lo mismo, o darme cuenta de que mi vida no mejora absolutamente en nada por estar un poco más buena. Creo que es esto último ;)

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  9. - Vaya escote traes hoy ¿eh?

    Yo miro hacia abajo y me veo el canalillo. A ver, Dios me dio una 105C que con dieta he convertido en una 95C. Esto va a juego con una talla 44 que ahora es una 38 de pantalón y 40 de blusa porque la que tuvo, retuvo.

    Y contesto: el de todos los días, mujer. Será que hoy te gusto más.

    Porque sólo hay una cosa peor que estar delgada: estar buena.

    Janice, eres única para captar los bajos instintos de los diferentes ecosistemas en los que nos movemos.

    Sigo leyendo, encantada...

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  10. Sí Alicia. Siempre he pensado que capto inmediatamente los bajos instintos de la gente. Y cuando me arriesgo a verbalizarlo me suelen decir "qué mal pensada", y por ello antes dudaba de estas conclusiones mías. Sin embargo con los años he aceptado que muchas de mis intuiciones no eran prejuicios sino visión en 3D del chungo ajeno. Eso no me hace mejor que nadie, porque yo también tengo mil defectos y tengo mi propio chungo, pero ya no necesito dos años para concluir lo de "anda pues es verdad, era una hijaputa". Si alguien me da mal rollo y es una envidiosa no cuestiono lo que siento. Pongo tierra de por medio o le hablo lo menos posible. Por cierto, esa característica tiene que ver con el ascendente piscis, o eso dice por ahí san google:

    "Por otro lado su comprensión psicológica de los demás es tan profunda como la del ascendente Escorpio, y al igual que a este último, ocultarle algo es casi imposible". Así que ya sabéis, no me oculteis nada que lo veo, lo veo.

    Luego también dice que nos podemos dedicar al tráfico de drogas o al espionaje. Lo tomaré en consideración, por supuesto.

    En cuanto a tu escote. Es que no falla. Llega el verano y no falta la torda oficinil, guarra como ella sola, que seguro que le levantó el novio a otra y ese ahora es su actual marido, pero que se permite el lujo de decirte a tí que llevas escote. Notese que las que hacen esos comentarios muchas veces van con todas las tetas fuera. Pero claro... no es lo mismo TU escote que SU escote. A la próxima cuando te diga vaya escote llevas sugeriría que le digas con una gran sonrisa: "Sí. ¿Te molesta?". Verás cómo les jode eso. Les enfrentas con su sombra en un segundo. La has pillado, verás el careto que te pone, jaja. Aunque bueno, yo a día de hoy estoy despedida. Piensa en los riesgos antes de poner en práctica esos truquillos.

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