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martes, 6 de septiembre de 2011

También fuí amante de Amador

Sí. ¿Qué pasa?

Llevo en paro desde el día 23 de Febrero (mi cumpleaños), y desde entonces he analizado el mercado laboral y las opciones que éste me puede ofrecer. Tengo cuarenta y tres años, lo que viene a ser una anciana para la mayoría de los departamentos de RRHH de las empresas españolas, tengo una hija que me limita enormemente el horario que puedo aceptar, sobre todo en una sociedad como la española, en la que a los empresarios les encanta que nadie se mueva de su sitio hasta las ocho de la tarde como muy pronto, y lleguen a casa a las nueve (la hora de acostar a los niños). Tampoco creo que nadie estuviera dispuesto a pagarme un sueldo suficiente para poder llegar a mi casa a las nueve de la noche y que una empleada hubiera atendido a mi hija mientras tanto, porque a la empleada habría que pagarla. Aún en el supuesto de conseguir un trabajo que pague lo bastante bien como pagar a una empleada cuatro horas diarias, no me gustaría esta opción porque me gusta ver a mi hija y ella necesita verme. Pero como hay que comer, lo haría. Para eso hay que tener un buen sueldo, y de esos sí que por lo que veo en infojobs, anda ahora el mercado nacional muy pero muy escaso.

En esta situación, que no es desesperada porque yo no soy de desesperarme, cualquiera que me ve y “sabe de lo mío” me mira con carita de lástima. Ayer incluso alguien con nada de mala intención me dijo que mi situación es precaria. ¡Precaria! Bueno, se ve que soy muy sufrida y no lo había visto así, pero ya ves, vista desde fuera mi situación es precaria y hay que afrontarlo. He pensado a veces, de una manera muy fugaz, en comprar lotería mensualmente. Pero mi amor por el ahorro y mi escaso amor por tirar el dinero a la basura me lo impide. Además, una quiromante que visité cuando yo contaba tan solo veintiséis años y ya llevaba trabajando de nueve de la mañana a nueve de la noche desde los veinte, muchos días sin parar para comer, me dijo lo siguiente: “Tú toda la vida vas a trabajar como una negra porque nunca te va a tocar la lotería. No tienes suerte para la lotería. Pero también te digo que nunca te va a faltar trabajo”.



Creo que en esta última aseveración de “nunca te faltará trabajo”, la quiromante no contaba entonces con la crisis de las subprime, esa crisis que duró desde el 2007 al dos mil xxxxxx, ni tampoco contaba ella con la explosión de la burbuja inmobiliaria y su aterrizaje suave y posterior morrazo fuerte contra el suelo menos suave, ni contaba tampoco la quiromante con las miles de anunciadas ocasiones en que iban a decir que el mercado inmobiliario ha tocado suelo y otras tantas miles que el mercado inmobiliario ha taladrado dicho suelo para ir excavando túneles y más túneles que perforan la tierra en busca del anhelado suelo de la caída de los pisos, que ya por tan anhelado empiezan algunos a dejar de creer que existe. El suelo de los precios de los pisos empieza a ser algo como la piedra filosofal: algunos siguen creyendo que existe y esperan encontrarlo algún día. Puede que incluso, en unos años a partir de esta fecha o en unas décadas, se hagan películas de ciencia ficción alrededor de la búsqueda del suelo de los precios de los pisos, y nuestros hijos que ya serán adultos, irán con sus familias a ver esas películas al cine. Algo como “Vamos a ver 'En busca del suelo del precio de los pisos III'? Dicen que es flipante”. Suponiendo que para entonces la crisis haya dejado algún cine abierto, que eso ya lo veremos.




Es probable que haya que buscar trabajo fuera de España claro está. No sé si lo hay pero es posible que en Europa y no aquí en el Norte de Africa, pudiera optar a un puesto de... no sé, camarera por ejemplo. De nuevo nos encontramos con la incompatibilidad de ser camarera y atender a una hija (y yo desde luego pienso atender a la mía por mis huevos y así se acabe el mundo). No obstante, esta vía de salir fuera del Norte de Africa (España) para buscar trabajo ya se desarrollará como merece otro día en otra entrada. De momento intentaré no llegar a ese extremo porque a la niña le encanta su colegio, sus tres vecinos del primero que es como la familia ideal que nosotras no pudimos tener, con una madre que cocina de lujo y que es encantadora, un padre serio que trae buen dinero a casa y además es fiel a su mujer y adora a sus hijos, y tres hijos educados, buenos y guapos. Pues eso, tenemos esa familia vecina en lugar de los petardos que vivían en el piso anterior. Las amigas del colegio de mi hija para ella son como primas. No hay día que no me cuente sus anécdotas con esta y con la otra, y yo también las conozco y las quiero y me gustan. Nos gusta nuestra casa, nuestro barrio y nuestra gata, que podría viajar claro está, pero Mery (nuestra gata) un día se equivocó y salió de casa y pasó una noche entera en el portal. La crisis de ansiedad que tenía la pobre gata al día siguiente era como para llamar al SAMUR si hubiera samur de gatos, que ya os digo que no hay por si hay algún loco que se lo está pensando. Puede venir un guiri y ponerse borracho perdido y llaman al SAMUR y ahí tiene lugar un despliegue de medios y un despilfarro de dinero público de padre y muy señor mío. Al guiri lo reaniman aunque haya que gastarse allí quinientos mil euros de las arcas del ayuntamiento de turno o del gobierno central o de donde sea, lo importante es que sea dinero español. El guiri además se ha cogido el pedo a propósito, no es accidental. Vamos, que ha venido a España a eso, a cogerse un pedo de colores y quedarse inconsciente. A nosotros eso nos da igual. El SAMUR está para salvar vidas humanas y allá que vamos sea la crisis lo gorda que quiera ser. Para evitar desahucios no hay pasta, pero ningún guiri borracho va a morir en nuestras playas porque ahí está toda nuestra pasta para evitarlo y por supuesto inmortalizarlo todo con las cámaras de España Directo. Esto último me parece bien, porque ya que tenemos que pagar todo el proceso de salvamento cogorcil, al menos disfrutemos de un poco de entretenimiento a costa de la dignidad del guiri en nuestra televisión pública. Lo digo en serio, lo mínimo es que lo saquen por la tele.




Bueno no tengo ni la menor idea de cómo he llegado hasta aquí, que estaba yo con encontrar curro y he acabado en Lloret de Mar con el SAMUR y España Directo. Ah sí, estamos en que a Mery, mi gata, no le gusta viajar, y que no hay SAMUR para los gatos aunque lleven pagando impuestos durante años. Si señor. Mery no paga IRPF porque no tiene trabajo remunerado. Sin embargo pago por ella el IVA, cada vez que compro pienso para gatos, arena para gatos, un collar para gatos, un arenero, le llevo al veterinario, le compro una pastilla para desparasitarla... Todo eso contribuye Mery a las arcas del estado, para que no le puedan mandar una ambulancia si tiene un ataque de ansiedad. Injusto ¿eh? :)

Voy a ver si recupero el hilo. Dejamos ya a Mery tranquila y abandonamos Lloret de Mar para volver al tema del empleo (se ve que me quiero escapar del tema por donde sea, normal). Ha quedado claro que de momento queremos evitar buscar trabajo fuera de España, no sólo por Mery y por mi hija sino porque a mí me encantan mis amigos de aquí del Norte de Africa (España), los bares del Norte de Africa, las croquetas y tortilla norafricana (española), los chistes, el sentido del humor y casi todo lo del Norte de Africa, osea lo Español, a excepción de las fiestas tortura animales de todo tipo. Ojo que digo de momento no nos vamos, tal vez luego no haya opción, las alternativas que me quedan aquí dentro del Norte de Africa son hoy por hoy bastante limitadas por no decir que no hay alternativas. Veo que sin embargo hay una forma de ganar pasta a espuertas sin salir de mi país, y que no requiere de ninguna preparación especial: haber sido amante de Amador Mohedano.


Esto es fácil. Lo vengo observando los últimos dos meses en mi pantalla amiga y creo que por un tiempo se puede vivir muy bien de ello.

Llamas a uno de los múltiples programas culturales que llenan nuestra programación de la mañana, tarde y noche, y aseguras que fuiste durante... no sé.... un poner.... un año, amante de Amador Mohedano y que quieres ir a contar tu experiencia. Negocias un buen dinero, te plantas allí, y te lías a contar un montón de trolas. Cuanta más imaginación y más inventes detalles guarretes mejor (yo para esto bien, muy bien). ¿Porqué no lo hago ya entonces? Pues lo he pensado señores, porque además sé que me lo sé montar de manera que durante un tiempo me crean. Luego todas las mentiras se descubren, pero sé que sabría hacerme creer inicialmente. Soy una gran actriz. Sin embargo, entre todas las cosas que me enseñaron de pequeña, me marcaron una a fuego en la piel y en las entrañas, y se llama VERGÜENZA. Sí, tengo mucha vergüenza. Me importa mucho mi reputación. Tener una reputación de persona honrada, que mi hija no se avergüence de mí, en fin todo eso que viene a ser tener vergüenza. ¿Debería estar inmensamente orgullosa de ser así? Pues depende. No sé porqué me da que si siguen sin encontrar el fin de la crisis, el suelo de los precios de los pisos, el cambio de tendencia de las cifras del paro, vamos, si esto sigue empeorando, a los que nos enseñaron a tener vergüenza de pequeños nos va a estorbar mucho la vergüenza y sin saberlo nos han hecho un flaco favor. Y lo malo es que esa ya no la quitas. Te la han enseñado tan bien que la vergüenza con mayúsculas no te la puedes quitar, por mucho que quieras. Y por mucho que veas que estarías mejor sin ella, a tu hija le enseñas también a tener VERGÜENZA, porque sí. Es como tener la nariz grande. Se pasa de generación en generación. La nariz se opera pero la vergüenza no se opera. No hay operaciones para quitar la vergüenza. Es como el SAMUR de gatos, que no existe.

No he sido amante de Amador Mohedano, pero si algún día cambio de idea os enteraréis. No os quepa duda.


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